lunes, 28 de diciembre de 2015

Fracasa Rescate de "Tecallis" en Toluca



El programa que lanzó la actual administración municipal para rescatar los “Tecallis” o módulos de seguridad distribuidos en toda la capital mexiquense, no dio resultados y a solo unos días de que concluya el trienio, éstos se han convertido en refugio de indigentes, drogadictos, focos de infección y en zonas de riesgo para mujeres y transeúntes, debido el abandono y deterioro que presentan.

Se trata de 48 estructuras distribuidas en una docena de colonias, que dejaron de funcionar hace muchos años e incluso que en algunos casos jamás operaron, pero que el gobierno municipal actual pretendía rescatar como espacios públicos activos.

Sin embargo a la fecha la mayoría de los módulos están subutilizados y se han convertido en “pequeños elefantes blancos” diseminados en todo el territorio municipal, pues representan inversiones públicas que oscilan entre los 30 mil y los 60 mil pesos, a costos actuales, cada uno.

Aunque las dos últimas administraciones municipales, ambas del PRI, anunciaron programas de rescate, ninguno logro concretarse y de los 69 módulos existentes en el padrón municipal, únicamente 21tienen algún uso relacionado con la seguridad, con la eventual visita de alguna patrulla, aunque en general están subutilizados.

MODULOS DEL MIEDO

Cuando cae la tarde y oscurece, los vecinos del Barrio Corralitos, de San Mateo Oxtotitlán, extreman precauciones, encienden las luces de afuera de su casa, apuran las compras de última hora, se aseguran de que ningún niño o adolescente se quede jugueteando por ahí y evitan sobre todo calles, veredas o sitios peligrosos. Eso incluye su Tecalli o “Módulo de Seguridad”.

No es para menos, el “Tecalli” de esta zona, ubicado en la esquina de Avenida Adolfo López Mateos y Calle Aldama, no cuenta con iluminación externa por lo que la parte de abajo, sitio para albergar patrullas y ambulancias, acumula desperdicios, latas y botellas vacías, huele a orines, hay excremento, ropa y cartones abandonados. 

La parte de arriba es exactamente igual, con desperdicios de comida y bebidas desperdigados en el piso, las ventanas estrelladas, las paredes pintarrajeadas, los rincones convertidos en excusados, jeringas, bolsas con cemento. Un caos. Cualquiera puede entrar si se anima a subir las escaleras de caracol llenas de suciedad. Las puertas abiertas de par en par, los baños nauseabundos.

Algo parecido les ocurre a los vecinos del Barrio La Joya, de la calle Frijol, a solo medio kilómetro de ahí. El modulo, pintado totalmente de blanco y construido a una altura de unos cuatro metros (para cumplir con su función original de servir como sitio de observación y vigilancia), está abandonado y aunque su acceso principal está cerrado con llave, no ha escapado a ser vandalizado, mientras que sus escaleras y recovecos suelen servir para encuentros sexuales furtivos o para adictos que buscan lugares “seguros” para drogarse.

Doña Angeles Moreno, quien lleva aquí viviendo más de 30 años, aseguro que el módulo nunca fue ocupado, salvo los tres primeros meses tras su construcción, hace ya más de una década. Recientemente vino personal del ayuntamiento a pintarlo e informarles que ahora el Copaci (Consejo de Participación Ciudadana) de su colonia, sesionaría ahí. Jamás lo han hecho.

También está el Módulo localizado en la desviación al poblado de San Lorenzo Tepaltitlán, el cual a pesar de estar a pie de la avenida Alfredo del Mazo, una de las más transitadas de la capital, se ha convertido en refugio de carteristas y ladrones que pululan en la zona, ya sea que bajen corriendo del transporte público que asaltan o que lo ocupen como base antes de internarse a la zona industrial cercana, donde asaltan obreros principalmente de los turnos de la tarde y noche.

Hace nada menos de un año el cuerpo de una joven fue abandonado a espaldas del Módulo. “No tarda en que esto se convierta en un tiradero de cadáveres”, aseguró Alfredo Urbano Flores, representante vecinal de la colonia San Juan Buenavista, donde la inseguridad, asegura, está desbordada.

No son los únicos. La misma historia se repite una y otra vez en colonias como la Cruz Comalco, Ocho Cedros, Cóporo, Colonia Sánchez, Avenida Alpinismo y Vialidad Matlazincas e incluso en los municipios de San Mateo Atenco, Metepec y Lerma, donde también se han reportado módulos abandonados.

En el caso de la capital mexiquense los módulos abandonados coinciden con los reportes de las colonias que presentan mayor inseguridad: El Coporo y Matlazincas (donde hay tres estructuras abandonadas); Seminario, Ocho Cedros, Científicos, Héroes, Zopilocalco e incluso en la colonia Universidad, a solo unos pasos del Centro Histórico.

Interior de Tecalli "rescatado" por el Ayuntamiento
LOS TECALLIS

En el estado de México no se cuenta con un padrón preciso sobre el número de “tecallis” que existen en todo el territorio. Cada municipio cuenta con su propia red, sin embargo datos de la Comisión Estatal de Seguridad Ciudadana (CESC), indican que existen al menos 68 de orden estatal, el resto, que se podrían contar por docenas, son municipales.

De acuerdo a Alfredo Urbano y a Arturo Chavarría, presidente del Colegio de Arquitectos Urbanistas, los Módulos de Seguridad surgieron en la década de los ochentas como una estrategia para extender redes de vigilancia en puntos estratégicos, además de que servirían como puente de enlace directo entre la población y sus autoridades en materia de seguridad.

Los Tecallis, construidos en su gran mayoría durante el gobierno Alfredo del Mazo González, fueron diseñados a cierta altura para operar como “puntos de vigilancia”, por lo cual la mayoría cuentan con escaleras, además de estar equipados con un espacio para el estacionamiento de patrullas y ambulancias, baños y ventanales que permiten una observación de 180 grados en la zona donde se ubican.

Se estima que el costo actual de cada una de estas estructuras subutilizadas o abandonadas, en su gran mayoría, es de no menos de 50 mil pesos, dependiendo el tamaño, así como del equipamiento que aún conservan, como escaleras, baños, tinacos, ventanales, puertas, etcétera.

De los 69 módulos que existen en la capital mexiquense, 48 están abandonados o subutilizados.

RESCATE FALLIDO

En el trienio 2009-2012 la alcaldesa del PRI (que luego se acreditó como Senadora del PVEM), María Elena Barrera Tapia, anunció en septiembre del 2009 un “proyecto estratégico” para rescatar 30 módulos de seguridad que ya entonces estaban abandonados. Luego, el primero de abril del 2013, su sucesora, Martha Hilda González Calderón, haría lo mismo pero para recuperar 40 estructuras.

González Calderón anunció en aquella ocasión que cerca de 40 módulos serían entregados a instancias como el DIF, la Cruz Roja, asociaciones civiles, Instituto de la Mujer, Instituto de Desarrollo Social y a los Comités de Participación Ciudadana (Copacis) para que los ocuparan en actividades culturales, sociales o recreativas, pero esto nunca ocurrió o aunque se formalizó, jamás se llevó a la práctica.

De acuerdo a un recorrido realizado se pudo constatar que la mayoría de los Tecallis toluqueños están abandonados y muy pocos son ocupados aunque no con regularidad.

La Ley de Seguridad Pública del Estado de México promulgada en 1983, establece que los servicios de Seguridad Pública en las poblaciones se integrarían a través de módulos de vigilancia o auxilio denominados Tecallis, sin embargo al parecer el objetivo de estos centros se ha perdido.

Entrevistado al respecto el alcalde Braulio Alvarez Jasso (quien sustituyó a Martha Hilda González Calderos, quien ahora es diputada federal), aseguró que el programa de “rescate” de estos módulos “está prácticamente concluido” y que solo 21 se ocupan en labores relacionadas con la seguridad.

“De los 69 módulos que tiene el municipio de Toluca, solamente 21 son para especificaciones de seguridad, todos los restantes han sido ya asignados a otras áreas de la administración municipal precisamente para que les den algún uso que pueden ir desde pláticas, talleres, etcétera”, señaló.

Aseguró incluso que algunos son ocupados por profesores jubilados para atender a niños en ciertos horarios. “Es decir hay ya una asignación de ciertos módulos, para que empiecen ya a tener alguna otra utilización que no sea de seguridad”, sostuvo.

De acuerdo al edil que el próximo 31 de diciembre concluye sus funciones, estos módulos “ya cumplieron su fin” cuando aún no había tanta tecnología en materia de comunicaciones, ni sistemas de seguridad.

“Ahora con toda la tecnología y con todo el esquema que se tienen operativo, pues realmente muchos de estos módulos, hasta por los lugares estratégicos donde se ubican no son viables para temas de seguridad”, consideró el edil.

Lo cierto es que los módulos han caído en desuso y su rescate es un mito urbano.

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