jueves, 22 de octubre de 2015

Sepultan en Lerma a encuestador linchado en Ajalpan, Puebla; su hermano es sepultado en el DF

Lerma, Méx. a 22 de octubre.- Entre sollozos, algunas flores blancas, pero sobre todo en medio de un profundo e impotente silencio que después explotaría en un clamor de “¡justicia!”, se llevó a cabo en el panteón “Benito Juárez” de esta localidad, el sepelio del padre de familia, hermano, hijo, cuñado y esposo Rey David Copado Molina, brutalmente asesinado por pobladores de Ajalpan, Puebla, junto con su hermano menor José Abraham, quien encontró descanso final en el Panteón Dolores del DF.

Padre porque dejó en el desahucio a dos gemelitos, Kevin y Emiliano, de solo dos años de edad; hijo, porque tenía a su madre, Dulce María Molina, quien encabezó desecha su cortejo fúnebre; esposo, porque dejó a Inés García, de 30 años de edad, madre de sus hijos, esperando por sueños -como tener una casa propia- que jamás nunca llegarán y hermano, porque sus otros dos hermanos (de cuatro en total), quedaron heridos de muerte para siempre con su ausencia y la forma en que él y Abraham fueron brutalmente linchados, en un evento tan irracional como inexplicable.

Cuñado, porque los hermanos de su esposa, suegros y sobrinos, se arremolinaron alrededor de su tumba, para orar, llorar su partida, pero sobre todo para lanzar un mensaje al gobierno de Puebla exigiendo justicia. Su cuñado, Saúl García, tomo la voz a nombre de su familia política y tras el sepelio, ahí entre las tumbas, con los ojos acuosos y una voz temblorosa, exigió detención inmediata de los responsables y justicia expédita para los jóvenes. 

Luego el pesado silencio estalló repentinamente en un grito de "¡justicia, justicia, justicia!, al cual se fue sumando la gente poco a poco hasta terminar en un clamor doliente enmedio del camposanto.

Sus restos llegaron alrededor de las 13:00 horas al pueblo de  Guadalupe Victoria perteneciente a la Delegación de San Lorenzo Huitzizilapan, de donde es originaria su esposa. Las campanas de la parroquia iniciaron desde esa hora un lento y quejumbroso tañer que se perdía a lo lejos y retumbaba en los cerros boscosos intermitentemente.

Ahí en la parroquia se ofreció previamente una misa de cuerpo presente en la cual el padre pidió a los asistentes, pero sobre todo a los mexicanos, detener la barbarie. “Nadie tiene derecho de tomar justicia por propia mano”, recordó, y menos, los cristianos...

Luego la caja que aguardaba los restos calcinados del hijo, padre, hermano, tío y cuñado Rey David Copado Molina, fue llevado en hombros hasta el camposanto, subiendo y bajando calles, en un rio de gente que simplemente no lo podía creer. 

El silencio de la tarde era absoluto. Nadie entendía como un padre amoroso, un hijo responsable, un hermano solidario, un cuñado “excelente persona”, un esposo responsable y trabajador, y un tío “buena onda”, había sido apaleado hasta la muerte. Nadie acá entiende nada.

Rey David y Abraham, de 23 y 25 años de edad, fueron linchados por una enorme y enloquecida turba el pasado lunes que los "confundió" con secuestradores. Ambos viajaron a Puebla como encuestadores de la empresa "Marketing". A pesar de que se identificaron ante la policía del lugar, fueron detenidos y trasladados a la comisaria, donde la gente los saco a punta de golpes. De acuerdo a los reportes periodísticos ambos fueron cruelmente torturados, macheteados y después quemados aún vivos.

Abraham radicaba con su madre y otros dos hermanos en la Ciudad de México, mientras que Rey Davíd pasaba sus días entre empleos que realizaba en el Valle de México y este municipio, donde se encontraba su esposa Inés. Ambos esperaban reunir la mayor cantidad de dinero posible para terminar de construir su casa. De hecho algunos cuartos en obra negra quedaron ahí, en San Lorenzo Huitzizilapan.

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